Mi pasión por los tejidos y los cortes me la inculcaron prácticamente desde que nací. Es como un hilo conductor a lo largo de mi historia familiar. Mi bisabuela y varias tías abuelas eran maestras sastres, mi abuelo era maestro tejedor.

Cuando tenía 12 años, me fascinó la tecnología de la máquina de coser de mi abuela. Esto se convirtió en una pasión por coser, cortar y, sobre todo, diseñar patrones. Siguió un largo período de autoestudio. El fino arte de la sastrería es un secreto bien guardado que estaba deseando desentrañar. Yo mismo aprendí mucho de los libros de texto de décadas pasadas, algunos de los cuales datan de la década de 1920. Después de mi aprendizaje, hice realidad mi sueño de tener mi propio estudio en 2015.